martes, 8 de septiembre de 2009

LA RECETA DE LA SUEGRA


Hace un buen tiempo no actualizo mi blog, la verdad no he tenido ganas de escribir, ni tampoco tengo planes para recomendar. De hecho me dedique a recorrer esos planes que ya había recomendado en blogs anteriores. definitivamente y modestia aparte, son muy buenos.

En esta oportunidad quiero recomendar un libro, es de un escritor que descubrí este año, que empecé a leer hace un par de meses y del cual sin falta leo su columna una vez a la semana. HECTOR ABAD FACIOLINCE, lo poco que se del tipo es que es paisa, es periodista de la universidad de Antioquia y creo que lingüista de la universidad de Turín Italia, ganador de varios premios, escritor de la revista malpensante y del espectador; un magistral escritor, muy culto, entretenido, y debe ser hasta un buen tipo.

El libro se llama “Tratado de culinaria para mujeres tristes”. La verdad empecé a leerlo cuando Andrés y Ana Maria terminaron (ya volvieron). Poco a poco me di cuenta que era el libro perfecto para una mujer despechada o triste o aburrida de su matrimonio o desesperada por casarse... pues le enseña recetas para el amor y el desamor, recetas sin ningún resultado, recetas vacías, recetas divertidas, recetas cortas, recetas para inexpertas, y para expertas también, recetas imposibles, recetas que distraen esos momentos en los cuales no se puede pensar en otra cosa diferenta a un. (por que?).

Es un libro entretenido, fácil de leer, corto, barato, colombiano. Quieren mas?

Para cerrar el post cito una de las paginas del mentado libro, publicado por alfaguara en el año de 1997. (espero no me demanden por derechos de autor)






“Jamás, salvo después del tercer aniversario de su entierro, intentaras imitar las recetas de tu suegra. Con ella viva seria grave error, pues tu marido dirá que no es igual, que falta o sobra sal, que la sazón no esta en su punto, que falta la textura o el color es diferente. Además su madre, si esta viva, se sentirá aun mas desplazada.

Pero cuando fallezca la suegra y su recuerdo este también desfalleciendo; cuando pasen los meses y su tumba ya pocos se acuerden de adornar con flores, será una sorpresa bienvenida revivir sus sabores. Saldrá igual la receta, ni sosa ni pasada de sal, bien sazonada, la textura en su punto, idéntico el color, y en vez de desplazarla, habrá resucitado lo mejor de ella.”

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